Dolor lumbar


Dolor lumbar








DOLOR LUMBAR

Son varios los factores que hacen que la región lumbosacra sea mucho más vulnerable que otras regiones del cuerpo, a las diversas fuerzas desestabilizantes implicadas en la conservación de la posición erecta. Dichas fuerzas desestabilizadoras tienen un origen único: la fuerza de gravedad. Esta alteración es muy frecuente en las personas de vida sedentaria, especialmente en aquellas que laboran sentadas.

DEFINICIÓN

Se conoce como dolor lumbar, aquel que está localizado en el área comprendida entre la reja costal inferior y la región sacra, y que en ocasiones, puede comprometer la región glútea. Un gran porcentaje de pacientes tiene lo que se denomina lumbociática. En este caso el dolor se irradia distalmente al miembro inferior, correspondiendo con la distribución de las raíces nerviosas lumbosacras, con o sin déficit sensitivo o motor. Esta experiencia dolorosa no puede reducirse a una experiencia subjetiva desagradable, evocada por la estimulación de una variedad nosológica de receptores sensoriales, sino que nos enfrentamos a un estado emocional anormal provocado por determinados patrones de actividad en los sistemas aferentes reflejos y cambios hormonales que ocurren simultáneamente, despertados por tal actividad.

EPIDEMIOLOGÍA Entre la mayoría de personas que alguna vez han sufrido dolor lumbar, generalmente entre los 20 y 50 años de edad, un alto porcentaje de ellos ha tenido episodios de dolor de baja intensidad y por períodos cortos, que no han requerido tratamiento médico.

ETIOLOGÍA Y PATOGENIA

Las causas de la mayoría de los dolores lumbares agudos y crónicos en trabajadores con factores predisponentes individuales, genéticos son las alteraciones en la biomecánica de la columna vertebral, provocadas por las malas posturas en el trabajo y fuera de él, debilitamiento muscular, en especial de abdominales, ligamentos y tendones acortados por retracciones crónicas, sobrecarga mecánica e inflamación de las articulaciones posteriores con diferentes grados de artrosis agravados por esfuerzos inadecuados y desacostumbrados, trabajos realizados en una misma postura usualmente sedente, uso inadecuado de sillas y un alto grado de estrés.

Cuando se está frente a un paciente con dolor lumbar, deben plantearse tres preguntas claves que facilitan un adecuado diagnóstico y manejo: Qué duele?, por qué duele?, y cuándo duele?. Qué duele? Los dolores lumbares provocados por lesiones traumáticas, inflamatorias, degenerativas o metabólicas y neoplásicas son originados en los tejidos blandos que rodean la columna: tendones, músculos, ligamentos o cambios patológicos en el disco intervertebral. El hueso como tal no origina dolor, salvo en las lesiones vertebrales cuando el hueso enfermo es invadido por tejidos blandos que llevan fibras nerviosas.

En la osteoporosis el problema no está resuelto, pero la mayoría de opiniones se enfocan a pensar que mientras que no haya microfracturas y deformaciones vertebrales, no hay dolor. Los nervios que conducen el dolor son los siguientes: el nervio sinuvertebral o nervio recurrente que conduce los impulsos originados en las estructuras intrarraquídeas: el ligamento longitudinal posterior, la duramadre, la vaina dural de cada raíz y los vasos epidurales.

Las ramas posteriores de los nervios espinales conducen los impulsos que provienen de los ligamentos interespinosos, músculos, fascias, tendones, articulaciones posteriores y periostio. El plejo paravertebral, está formado por fibras simpáticas y somáticas y rodea la columna vertebral, aún por la cara anterior; sus fibras van al nervio sinuvertebral.

La única estructura sin inervación es el disco intervertebral; los signos dolorosos secundarios a la patología del disco son debidos a compresión e inflamación de estructuras vecinas como el ligamento longitudinal posterior, la superficie del anillo fibroso o las raíces a su paso hacia el agujero de conjugación.

La simple presión sobre un nervio sensitivo o raíz posterior sano no produce dolor sino parestesias y déficit sensitivo; para que aparezca dolor se necesita que exista un fenómeno inflamatorio asociado a un trastorno inicial de desmielinización. Por qué duele? El dolor agudo, en condiciones patológicas se debe a la alteración brusca de las estructuras vertebrales con sus consecuencias inmediatas de edema, liberación de histamina y bradiquinina (sustancias alógenas) y espasmo muscular reflejo.

El dolor crónico es más complejo, puesto que en él interviene una serie de eventos somáticos y psíquicos que conforman una cadena de factores que lo pueden mantener. Entre ellos están la tensión emocional, los traumatismos físicos, infecciones, etc. El dolor produce tensión muscular y este a la vez desencadena isquemia, edema, liberación de sustancias algogénicas e inflamación. Esta última provoca una limitación de la elongación de la movilidad articular, llevando todo ello a la incapacidad funcional, formándose un círculo vicioso en el cual los factores orgánicos y psicológicos se superponen o pueden mantener indefinidamente el dolor. Las situaciones que más frecuentemente perpetúan esta conducta dolorosa son: la atención y simpatía de familiares y amigos, el uso de medicamentos que suprimen estados afectivos desagradables, y la exoneración de responsabilidades importantes: laborales, sexuales o que provocan ansiedad. Cuándo duele? El dolor lumbar puede aparecer cuando la columna está en reposo o en movimiento. El dolor lumbar en reposo es probablemente debido a modificaciones de las curvas normales de la columna.

La lordosis exagerada produce dolor por tracción de los ligamentos posteriores y de los músculos extensores de la columna que se mantiene en una contracción crónica. La obesidad, especialmente cuando ocasiona prominencia abdominal, provoca aumento de la lordosis lumbar y aumento del ángulo lumbosacro.

En estos casos, el peso del tronco se descarga sobre las articulaciones posteriores; por otra parte, se estrechan las agujeros de conjugación y el aspecto posterior del disco se abomba hacia atrás, distendiendo el ligamento longitudinal posterior y comprimiendo la vaina dural de las raices.

En estas condiciones, al presentarse un leve traumatismo o sobreesfuerzo se sensibilizan estas estructuras produciéndose dolor.

Las alteraciones del disco, con disminución de la altura del espacio intervertebral provocan una sobrecarga de las carillas articulares posteriores que desencadenan dolor. La lordosis exagerada, puede producir contacto de las apófisis espinosas, con formación de seudoartrosis, como problema secundario a la degeneración del disco que permite la aproximación de las vertebras y aumento de la lordosis. Las alteraciones de la postura secundaria a compromisos en los pies, rodillas y caderas, pueden dar origen a dolor lumbar.

El dolor en movimiento se debe probablemente a la acción del movimiento sobre las estructuras articulares, ligamentosas, tendinosas y musculares ya sensibilizadas; bien sea que se trate de una columna normal que trabaje inadecuadamente o de una columna anormal sometida a trabajo excesivo, ocasionándose tensiones musculares anormales que provocan dolor por isquemia secundaria a la contracción muscular sostenida y por la atracción que ejercen los ligamentos y las inserciones musculares sobre el periostio.

En la osteoporosis el dolor crónico es debido a los cambios posturales secundarios al aplastamiento progresivo de las vertebras con aumento de las curvas normales de la columna.

Cuando se presenta dolor agudo en esta afección es causado al aplastamiento brusco de una vértebra, con espasmo muscular secundario y compresión radicular en el agujero de conjugación respectivo. Este mismo mecanismo explica la aparición del dolor en las lesiones vertebrales malignas o bacterianas.

DIAGNÓSTICO

Después de la cabeza, la región lumbar es uno de los sitios donde, con mayor frecuencia, se produce dolor. Igual que la cefalea, el dolor lumbar es la expresión de un importante número de causas locales o de distancia que se expresan con espasmo muscular y dolor.

Como respuesta a un estado de desequilibrio emocional y tensional agudo o crónico. Aunque las causas de dolor lumbar son múltiples sólo se presenta en dos formas: dolor lumbar agudo y dolor lumbar crónico.

DOLOR LUMBAR AGUDO

Generalmente es precipitado por un esfuerzo leve o moderado, movimientos bruscos, tos o estornudos; a veces el dolor y el espasmo muscular son tan intensos que el paciente se queda «engatillado» en una posición de semiflexión.

Con mucha frecuencia las crisis dolorosas agudas son precedidas de dolor crónico difuso, de muy baja intensidad. El dolor generalmente es aliviado por el reposo, especialmente en decúbito, e incrementado por el esfuerzo físico y el movimiento.

En otras ocasiones el dolor aparece sin estar precedido de episodios previos y algunas veces en pacientes aparentemente sanos. Si el episodio es agudo cualquier intento de movimiento se hace muy doloroso, de manera que el paciente procura estar quieto. Según la etiología el dolor puede desaparecer y reaparecer periódicamente; en estas condiciones el dolor se convierte en crónico como una molestia más o menos intensa, según la actividad del paciente.

Aunque el dolor agudo se debe a lesiones infecciosas, traumáticas directas o indirectas sobre la región lumbar como fracturas, luxofracturas, las causas más frecuentes son los desgarros musculares, el estiramiento de ligamentos y esguinces de las articulaciones posteriores.

Las lesiones traumáticas de músculos, ligamentos y articulaciones son las causas tal vez más comunes de dolor lumbar agudo. Las fracturas vertebrales sin compromiso medular producen dolor lumbar intenso.

Cualquiera que sea la lesión traumática, el diagnóstico es generalmente sencillo por la aparición de dolor después de un traumatismo directo, un movimiento brusco o un esfuerzo considerable.

Con mayor frecuencia el dolor es producido por movimientos bruscos como torsión, hiperextensión o flexión, como el levantar un objeto pesado mientras se hace simultáneamente rotación. Los desgarros musculares aparecen luego de un ejercicio violento como alzar un objeto pesado del piso o levantarlo más arriba de la cabeza. En los desgarros musculares el dolor aparece súbitamente o una horas después si el paciente continúa haciendo ejercicio.

Los esguinces ocurren generalmente en las carillas articulares entre la quinta vértebra lumbar y la primera sacra por esfuerzos o movimientos bruscos. En el momento del esfuerzo, el paciente oye un chasquido seguido por un dolor intenso, profundo, como una punzada en la región lumbar inferior, que lo inmoviliza totalmente haciendo necesario el auxilio para levantarse.

Este episodio es seguido de un espasmo muscular intenso, dolor agudo a la palpación y percusión sobre la vértebra afectada. El dolor cede más o menos rápidamente con el reposo, pero la recurrencia se presenta con relativa facilidad, con esfuerzos mucho más leves que el producido en el primer episodio.

El diagnóstico es relativamente sencillo y depende del movimiento que desencadena el dolor, su localización en la región lumbar inferior, el dolor a la palpación en el sitio determinado, el aumento del dolor con el movimiento y su mejoría con el reposo.

Las fracturas y luxaciones causan dolor por el desplazamiento articular y los desgarros musculares y ligamentosos asociados. Cuando no hay desplazamientos el dolor es menos intenso y la fractura puede pasar inadvertida en ausencia de lesiones nerviosas.

La fractura vertebral en la región lumbar es debida generalmente a caídas en posición sedente de una altura no muy considerable, o caída sobre los pies de una altura mayor. Cuando la fractura se presenta después de traumatismos mínimos, se evalúa la existencia previa de afecciones óseas, como osteoporosis, mieloma múltiple, carcinoma metastásico, etc.

El dolor aparece inmediatamente, es intenso y se asocia a espasmo muscular acentuado y severa limitación funcional, que se agrava con el movimiento y disminuye con el reposo.

La articulación sacroiliaca puede ser afectada por movimientos bruscos de rotación del cuerpo mientras se levanta un objeto pesado, apareciendo dolor intenso en la articulación comprometida, dolor y espasmo de los músculos lumbares y los de la para de ganzo del lado afectado, simulando un síndrome ciático.

La palpación y la percusión sobre la articulación comprometida son muy dolorosas; la extensión posterior forzada del muslo del mismo lado desencadena dolor y permite diferenciarlo del producido en las regiones lumbares. Las caídas en posición sedente pueden provocar el esguinse, la luxación y la fractura del cóccix, dando origen a una coccigodinia. Sus síntomas consisten en dolor local al sentarse o al presionar la región coccígea, dolor que puede irradiarse al periné, la región sacra y la región glútea.

EXAMEN FÍSICO

Para llegar a un diagnóstico acertado del dolor lumbar agudo es indispensable realizar un interrogatorio exhaustivo y un examen físico minucioso. Antes de iniciar el examen del paciente, mientras se hace el interrogatorio, observar cómo se sienta, qué posiciones adopta y cómo se levanta de la silla.

El examen se inicia en posición de pies para mirar el aspecto de la columna, su acentuación o desaparición de las curvas normales, las desviaciones laterales, la prominencia del abdomen y la inclinación de la pelvis en cualquier sentido, los cambios provocados por traumatismo reciente o antiguo, deformaciones vertebrales secundarias a espondilitis tuberculosas, osteoporosis, neoplasias o deformaciones vertebrales congénitas que hacen su primera manifestación como un episodio de dolor lumbar agudo.

En esta misma posición se evalúa la movilidad de la columna para la flexión, extensión y movimientos laterales lo mismo que la inclinación de la pelvis debida a diferencias longuitudinales de las extremidades inferiores.

En la hernia discal aguda es característico encontrar escoliosis por espasmo de los músculos paraespinales del lado del núcleo pulposo herniado y cuando el paciente intenta flexionar el tronco la escoliosis se acentúa.

En el disco herniado no agudo y en la distensión lumbosacra no hay dificultad para hiperextensión, la cual sí se dificulta en el lumbago agudo. Al explorar la marcha se observa cómo apoya el paciente los pies en el piso, si cogea por el dolor en uno ambos miembros inferiores, o la posición inclinada hacia adelante. Haciendo caminar el paciente en puntas o talones se tiene una información más precisa sobre la fuerza de dorsi y plantiflexores.

En la posición sentada desaparece la escoliosis por acortamiento de un miembro inferior. A continuación se indica al paciente que se acueste decúbito prono y se realiza la inspección, palpación y percusión de la columna. La palpación y percusión serán dolorosas en un sitio determinado cuando hay fractura, lesión tumoral o infecciosa vertebral.

El signo del timbre se presenta en casos de disco lumbar herniado y consiste en dolor irradiado al territorio de la raíz afectada cuando se presiona la vértebra correspondiente.

El compromiso de la articulación sacroiliaca se evidencia al presionar con una mano el sacro hacia abajo o al realizar extensión del muslo correspondiente, desencadenándose dolor en la articulación afectada. En las afecciones renales y suprarrenales o en traumatismos de las apofisis espinosas hay sensibilidad aumentada en el ángulo costovertebral.

En decúbito dorsal se analiza la simetría en longuitud y volumen de los miembros inferiores, se exploran sensibilidad, motibilidad y reflejos de MMII, ampliándose hasta un examen neurológico completo cuando los hallazgos así lo indican. También es importante hacer una exploración adecuada del abdomen y pelvis.

EXÁMENES PARACLÍNICOS

En un paciente que consulte por dolor lumbar agudo en su primer episodio no es necesario la realización de estudios radiológicos, a no ser que la etiología traumática, neoplásica, infecciosa sean muy claras, o que, a pesar de tener un cuadro agudo, no se haya modificado con el manejo médico después de cuatro o cinco días.

Con frecuencua en pacientes sometidos a urografías o exploración radiológica gastrointestinal se observan espondilosis, espondilolistesis, sacralización de la última vértebra lumbar o lumbarización de la primera sacra, espina bífida oculta, espondiloartrosis y otra serie de anomalías o lesiones vertebrales que son asintomáticas.

Es evidente que los signos radiológicos sólo tiene valor si se correlacionan exactamente con el cuadro clínico del paciente.

DOLOR LUMBAR CRÓNICO

El dolor lumbar crónico es la forma más común de dolor lumbar.

La principal causa son los trastornos posturales debidos a posiciones anormales durante el trabajo, trastornos de la marcha por afecciones musculoesqueléticas de los miembros inferiores, por obesidad, falta de ejercicio y su consiguiente debilidad muscular paravertebral lumbar, y los malos hábitos para ponerse de pie, sentarse, acostarse o levantarse.

La obesidad, la falta de ejercicio y el abdomen prominente someten a tensión crónica la región lumbosacra, por aumento de la lordosis lumbar, la cual a su vez produce incremento de la cifosis dorsal.

Los músculos y ligamentos atrofiados por la falta de ejercicio no son capaces de soportar adecuadamente la columna lumbar, cuyas articulaciones están sometidas a esfuerzos crónicos produciéndose cambios degenerativos y dolor, que es tolerado hasta que se produce una descompensación que a su vez, aumenta las tensiones y desencadena espasmo muscular y su exacerbación.

Cuando sólo existen alteraciones funcionales la sintomatología es discreta y esporádica, produciéndose dolor en especial después que el paciente permanece durante un tiempo prolongado en una sola posición; las molestias mejoran con la actividad, pero pueden aparecer en la tarde por efecto de la fatiga muscular, mejorando los síntomas nuevamente con el reposo en cama.

Cuando existen cambios degenerativos secundarios el dolor es más intenso y frecuente, se asocia con espasmo muscular y disminuye menos fácilmente con el reposo.

El síndrome relativamente frecuente, pero poco conocido, secundario a la degeneración de la hernia del disco intervertebral, a las cirugías de columna, a las alteraciones osteomusculares y articulares que se presentan después de un largo reposo y mantenimiento prolongado de posiciones viciosas es aquel que se traduce por dolor, rigidez de la columna a la flexión, calambres y dolores en los músculos isquiotibiales, especialmente en la posición de pie.

El no reconocimiento de esta afección lleva a la invalidez, por fibrosis muscular y esclerosis articular. El dolor puede ser localizado en un punto más o menos limitado de la columna, generalmente es permanente, contínuo y de intensidad progresiva en las afecciones malignas.

La destrucción de un cuerpo vertebral por si solo no produce dolor; sólo aparece cuando el cuerpo destruido se colapsa o la lesión invade otros tejidos; en estos casos el espasmo muscular existe en menor grado o algunas veces está ausente, este dolor además es de predominio nocturno en las lesiones malignas.

Las causas más frecuentes de dolor local son las neoplasias primitivas o metastásicas, espondilitis piógenas o tuberculosas, absceso epidural y las lesiones tumorales intrarraquídeas.

TRATAMIENTO

El manejo del dolor lumbar agudo se divide en: Sin déficit neurológico o déficit estacionario Con déficit neurológico progresivo El paciente sin déficit neurológico o con déficit neurológico estacionario se trata inicialmente con reposo en cama, relajantes musculares, y medios físicos locales como el calor húmedo. Con este manejo pueden suceder tres situaciones: Mejoría del dolor.

El paciente es asintomático luego del tratamiento, a quien se puede continuar manejando con actividades encaminadas a mejorar la higiene de columna. Ausencia de mejoría del dolor, pero con desaparición de los síntomas neurológicos. A este paciente se le continúa el manejo de rehabilitación con medios físicos locales como calor húmedo, ultrasonido; indicaciones sobre actividad física dirigida a mejorar la higiene postural y controles frecuentes; luego de esta situación puede ocurrir que el paciente mejore completamente y en este caso se sigue como en el numeral 1.

Si el paciente no mejora se estudia la posibilidad de colocación de ortesis que no sólo mejoren la posición del paciente sino que ayuden al soporte de las estructuras lumbares.

Este tipo de pacientes deben ingresar a una escuela de dolor lumbar, donde además del soporte físico, se les brinda soporte psicológico. Ausencia de mejoría del dolor, y aumento del déficit neurológico.

Este tipo de pacientes necesita estudios complementarios, como exámenes electromiográficos, tomografías de columna dorsolumbar o resonancia nuclear magnética para decidir un eventual manejo quirúrgico.

DOLOR LUMBAR CRÓNICO

Esquemáticamente se divide su manejo así: desequilibrio muscular o trastorno postural artropatia degenerativa o inflamatoria con compromiso neurológico:

En este grupo se inicia el tratamiento corrigiendo los vicios posturales, estirando las estructuras retraídas, fortaleciendo grupos musculares débilies, corrigiendo diferencias de longuitud de los miembros inferiores; aplicación de medios físicos como ultrasonido; tens, microdine, etc.; es importante en todo los grupos corregir el sobre peso, cuando existe. Con este manejo inicial, un buen grupo de pacientes mejoran su cuadro clínico.

Cuando la mejoría obtenida es poca, debe buscarse un síndrome miofacial del glúteo medio, glúteo máximo o del piramidal de la pelvis, de los isquiotibiales, de los oblicuos del abdomen, del cuadro lumbar, etc., o puede tratarse entonces de una fibromialgia, la que habitualmente se acompaña de un síndrome depresivo. Para estos cuadros, debe hacerse el manejo de su patología de base, con lo cual la inmensa mayoría de pacientes mejora.

De no ser así, se solicita estudio radiológico de columna lumbosacra, que puede revelar una inestabilidad que en muchos casos necesita fijación quirúrgica, o manejo ortésico para su inestabilidad sí es de menor grado.

Los pacientes que continúen sintomáticos deben ser evaluados por un grupo multidisciplinario en una clínica de dolor crónico. El segundo grupo esta dado por los pacientes que presentan artropatía inflamatoria o artropatía degenerativa.

En aquellos con sospecha de artropatía inflamatoria, se ordenan los estudios de laboratorio e imágenes diagnósticas pertinentes para confirmar su etiología, así como para controlar su manejo con la medicación apropiada. Se orientará al paciente en el manejo de rehabilitación consistente en higiene de columna, corrección de vicios posturales y mantenimiento de la movilidad de las estructuras articulares axiales con ayuda de algunos métodos físicos.

En los pacientes con sospecha de artropatía degenerativa se realizarán estudios paraclínicos y exámenes radiológicos. Si persiste la sintomatología, se ordena practicar estudio radiológico con estrés para buscar inestabilidad y llevar a cabo el manejo pertinente.

En quienes se presenta compromiso neurológico, se efectúa una electromiografía, la cual confirmará o descartará la sospecha clínica. Si se trata de una radiculopatía leve el manejo de rehabilitación mencionado para el grupo A y se hará observación de su evolución.

Si se trata de una radiculopatía moderada o severa, se practicará una resonancia nuclear magnética, para localizar el sitio de la comprensión radicular o un canal lumbar estrecho, para planear de esta forma el manejo quirúrgico. Después del acto quirúrgico el paciente requiere del manejo de rehabilitación que se había mencionado para los casos con radiculopatía leve, y posteriormente controles médicos periódicos.

Las imágenes diagnósticas lumbosacras pueden señalar la inexistencia de una compresión de raíces o un canal lumbar estrecho, pero en presencia de clínica de radiculopatía, debe pensarse en un cuadro de compresión del nervio ciático por el músculo piramidal de la pelvis (síndrome del piramidal de la pelvis) o por neoplasia primaria o secundaria.

MEDIOS DE CONTROL

Para prevenir la aparición de dolor lumbar es necesario tener en cuenta que siendo el sedentarismo y los trastornos posturales los factores predisponentes más importantes, se debe insistir sobre los correctos hábitos posturales durante las actividades de la vida diaria y en el desempeño de trabajo. Los malos hábitos y el estrés agravan la sintomatología.