Electrocuciones


Electrocuciones

Protocolo general
    En el tratamiento de un electrocutado lo prioritario es comprobar si el accidentado se encuentra en contacto con la corriente, lo que ha de hacerse con la máxima seguridad para las personas encargadas del rescate. Se corta la corriente eléctrica si es posible y si no lo es, se procura liberar a la víctima sin tocarla, ni a ella ni otro material conductor (alambre, objeto metálico, agua, etc.) con el que el accidentado puede estar en contacto. Se aconseja utilizar una pértiga de madera o un lago, es decir, instrumentos no conductores de electricidad.
    Para manejar sin riesgo a la víctima en contacto, aún asida involuntariamente al conductor, también pueden utilizarse guantes de goma, no conductores de electricidad.
    Una vez retirada la víctima del conductor de electricidad, debe comprobarse inmediatamente la permeabilidad de sus vías aéreas, de la conciencia y del pulso, para comenzar in situ las maniobra de RCP. Estas maniobras de RCP se mantendrán durante el traslado de la víctima al centro hospitalario, en donde serán completadas todas las medidas de monitorización y de soporte instrumental necesarios para el mantenimiento de las funciones cardiorrespiratorias.
    Una vez en el hospital se iniciará inmediatamente la reposición de líquidos y electrolitos.

 

Se cumplirá mediante la reposición de líquidos y electrolitos, que se llevará a cabo mediante la perfusión intravenosa de la solución de Ringel lactato. Esta reposición ha de guiarse con la respuesta clínica del paciente, diuresis horaria, osmolaridad del plasma y de la orina, hematocrito y, si es necesario, el control de la presión ven osa central.
    Debe conseguirse un volumen de orina de al menos 100 mi/hora en los adultos y 1ml/kg en niños.
    Si se detecta mioglobinuria ha de incrementarse en volumen de líquido prefundido por vía intravenosa, en estas circunstancias bajo el control de PVC.
    Se ha recomendado asociar la administración de Manitol con este incremento de volumen perfundido, en pautas de 5 a 10 gramos por hora, durante varios días con soluciones del 2 ó 5%.
    Si la mioglobinuria persiste a pesar de estas medidas terapéuticas dentro de las tres primeras horas desde el momento de la admisión en el hospital, debe concluirse que la descripción muscular es suficientemente extensa como para realizar inmediatamente una fasciotomía de rescisión del tejido muscular desvitalizado y, en caso desafortunadamente extenso, la amputación de la extremidad afectada.
    La sección de la fascia aponeurótica no sólo tiene como objetivo la resolución del síndrome compartimental sino, también, un objetivo diagnóstico, como es valorar la extensión de las lesiones musculares. En los casos en los que existen dudas razonables acerca de la viabilidad de las masas musculares se ha recomendado dejar la herida abierta (taponada con compresas empapadas en suero salino estéril), tras la primera exéresis realizar una segunda exéresis en las 48 horas y sucesivamente cada dos días hasta que las dudas sobre la viabilidad muscular desaparezcan. Es entonces cuando se procederá a realizar el cierre de la herida del modo más apropiado para cada caso.
    Es necesario aplicar profilaxis antitetánica (frecuentemente en niños), y consiste en la colocación y mantenimiento durante varios meses de unos dispositivos que mantienen la tracción sobre ambas comisuras. En las quemaduras eléctricas de la mano, provocadas por corriente de baja tensión, se recomienda la exéresis y la reconstrucción plástica inmediata.
Las complicaciones de las quemaduras eléctricas son numerosas: Infecciones, lesiones neurológicas, vasculares.
    Las secuelas son también frecuentes entre las que destacan las neurológicas (tetraplejías, cefaleas) oftalmológicas (cataratas) y psicológicas.