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Capitulo 110: Manejo de sondas réctales
13 de October del 2016
Autores:
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Emma González Fernández
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Correo: [email protected]
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Titulación académica: Diplomada en Enfermería
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Centro de Trabajo: Neonatología. Hospital Universitario Central de Asturias. Oviedo. España
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Eva Braga Riera
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Correo: [email protected]
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Titulación académica: Diplomada en Enfermería
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Centro de Trabajo: Neonatología. Hospital Universitario Central de Asturias. Oviedo. España
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María Álvarez González
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Correo: [email protected]
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Titulación académica: Diplomada en Enfermería
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Centro de Trabajo: Neonatología. Hospital Universitario Central de Asturias. Oviedo. España
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Manejo de sondas réctales
INTRODUCCIÓN
El manejo de sondas rectales es un procedimiento habitual en la práctica de enfermería, y por ello es importante el conocimiento de la técnica adecuada.
Aspectos relaciondos con la sonda (tipo, tamaño, material, etc.) y con el paciente (edad, patología, etc.) son datos básicos a tener en cuenta, pero también son igualmente importantes otros aspectos ligados a la técnica:
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Por una lado, el conocimiento de las posibles complicaciones como lesiones en la mucosa rectal, perforación intestinal, etc.
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Por otro, las situaciones en las que está contraindicada la realización del sondaje rectal, como en casos de pacientes intervenidos de colon o recto, pacientes con inestabilidad cardiaca, etc.
De igual forma, si el profesional de enfermería conoce las distintas finalidades para las que se realiza el sondaje rectal, podrá hacer mejor uso de la técnica e integrar en el procedimiento todos los puntos anteriormente citados.
Para finalizar, recordar la importancia de establecer un protocolo para la realización de esta técnica en el que estén incluidos el equipo y el material necesarios, así como la descripción, paso por paso, del proceso para asegurar unos cuidados de enfermería adecuados y de calidad.
DEFINICIÓN
El sondaje rectal es una técnica que consiste en la introducción de un catéter rectal a través del esfínter anal hasta el recto.
OBJETIVOS
Se utiliza para distintas finalidades:
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Administración de enemas (enema de limpieza, de retención, oleoso, ciego, lavativa de Harris)
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Administración de medicación (enema medicamentoso, enema antiséptico)
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Aliviar la distensión abdominal (causada por estreímiento o flatulencias, ya que una gran distensión abdominal puede altererar la función respirtoria por desplazamiento del diafragma, y puede comprometer el peristaltismo)
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Reducir la tempertura corporal
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Como método diagnóstico (enema de bario, enema aéreo, para comprobar la permeabilidad del esfínter anal)
TÉCNICA Y PROCEDIMIENTO
Equipo y material:
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Sonda rectal: es un tubo flexible o semirrígido, hueco con un orificio distal grande y un único orificio proximal. Su diámetro externo varía desde los 6 milímetros (mm.) hasta los 36, y su longitud desde los 10 centímetros (cm.) hasta los 50. (Ver Fotografía 1)
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Sonda rectal de látex o caucho natural: se caracteriza por su óptima rigidez, su gran resistencia a las dobleces y por su alta flexibilidad. Es opaca a los rayos x. Es de un solo uso, debido a la laboriosa limpieza que requiere, pero en casos especiales se podría esterilizar por vapor de agua, óxido de etileno, desinfectantes líquidos o ebullición.
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Sonda rectal de silicona: se caracteriza por su inocuidad fisiológica y su resistencia. Una ventaja de este tipo de sondas son sus propiedades hidrófugas y antiadherentes.
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Sonda rectal con balón o doble balón distal: se utiliza en determinadas ocasiones, como la administraciónde un enema de limpieza a un paciente incosciente o la administración de un contraste
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Lubricante hidrosoluble
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Material recolector: cuña, bolsa de drenaje
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Esparadrapo (opcional)
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Guantes desechables
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Un hule o protector para la cama
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Gasas
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Material para la higiene
Fotografía 1: Algunos tipos de sondas rectales
Descripción:
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Reunir el equipo necesario
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Identificar correctamente al paciente
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Explicar el procedimiento al paciente, cuando la edad lo permita, eso facilita su colaboración y le da seguridad
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Procurar intimidad
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Levantar la cama a un nivel apropiado
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Bajar la barandilla
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Lavarse las manos
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Proteger la cama o cuna con una sábana travesera o hule para evitar mancharla
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Colocar al paciente en posición de Sims izquierda o lateral izquierda, ya que sobre el lado izquierdo se facilita la salida de los gases y en caso de enema permite que la solución se desplace por gravedad hacia dentro, a través de la curvatura natural de rectosigma, mejorando la retención de la misma. Los niños pequeños también pueden colocarse en decúbito supino
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Ponerse los guantes
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Descubrir el área anal
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Lubricar entre 5 y 10 centímetros de la sonda desde la punta para disminuir la resistencia al paso de la sonda por los esfínteres anales
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Separar los glúlteos para ver el ano
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Pedir al paciente que respire profundamente con la boca para relajar el esfínter anal
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Introducir la sonda con suavidad en dirección al ombligo (esta dirección sigue el trayecto anatómico del intestino grueso) cuando el paciente está exhalando. Parar si se queja de dolor o si se siente resistencia
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Dejar la sonda durante un período de tiempo de 20 minutos, sobrepasar este tiempo puede producir lesiones en la muchosa rectal
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Si es necesario fijar la sonda con esparadrapo a la cara interna del muslo izquierdo, con ello se evita la salida de la sonda
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Disponer el material recolector en el extremo distal de la sonda: la cuña por si se expulsa algo de contenido fecal o bien una bolsa de drenaje si lo que se desea es mantener un circuito cerrado y conocer la cantidad de gas o contenido expulsado
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Retirar la sonda y limpiar el área rectal
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Quitarse los guantes invirtiéndolos y desechándolos para evitar la propagación de microorganismos, y lavarse las manos
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Dejar al paciente en posición confortable
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Colocar al alcance del paciente la señal de luz o llamada
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Valorar la tolerancia del paciente al procedimiento y la efectividad de este a lo largo de 20 – 30 minutos
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Anotar la técnica en observaciones de enfermería
Fotografía 2: Técnica de introducción de sonda rectal
COMPLICACIONES
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Alteración del bienestar
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Deterioro de la integridad tisular
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Perforación intestinal, para lo cual es importante no introducir la sonda demasiado profunda ni forzar su entrada
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Ansiedad
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La presencia de hemorroides externas puede dificultar la entrada de la sonda a través del esfínter, para facilitar su entrada se pide al paciente que realice el esfuerzo de defecar en el momento de introducción de la sonda para abrir el esfínter externo, y las respiraciones lentas y profundas ayudan a relahar el esfínter
CONTRAINDICACIONES
El sondaje rectal está contraindicado en pacientes recién intervenidos del recto, próstata o con patología rectal por riesgo de perforación intestinal; así como en pacientes con inestabilidad cardíaca por riesgo de estimulación vagal.
Ilustración 1: Anatomía de los esfínteres rectales
OBSERVACIONES
Tamaño y distancia de introducción de una sonda rectal según la edad del paciente. Medidas orientativas.
Edad |
Distancia de introducción |
Tamaño de la sonda(Frenchs) |
Diámetro externo |
Longitud de la sonda |
---|---|---|---|---|
Recién Nacido |
2,5 cm. |
12 |
4 mm. |
10 cm. |
Lactante |
2,5 cm. |
14 – 18 |
6 mm. |
10 cm. |
2 – 4 años |
5 cm. |
14 – 18 |
6 mm. |
10 cm. |
4 – 10 años |
7,5 cm. |
14 – 18 |
10 mm. |
20 cm. |
> 11 años |
10 cm. |
14 – 18 |
6 – 12 mm. |
20 cm. |
Adulto |
15 – 20 cm. |
22 – 30 |
|
30 – 50 cm. |
PENSAMIENTO CRÍTICO
El uso de sondas rectales y/o enemas, es un proceso habitual en pediatría, donde se reciben pacientes con patología del aparato digestivo muy variada y que pueden precisar intervención quirúrgica; así como pacientes encamados o crónicos. Esto hace que las sondas rectales y enemas sean instrumentos necesarios para el personal de enfermería.
Son frecuentes los problemas de distensión abdominal causada por estreñimiento, flatulencias, etc; que precisan de la estimulación rectal para la evacuación de heces o gases.
Tanto es así que deberíamos reflexionar sobre hasta qué punto realizamos un “uso” o un “abuso” de las sondas rectales y los enemas, teniendo en cuenta que pueden ocasionar lesiones en el recto o que podemos acostumbrar al niño a la estimulación mecánica para realizar sus necesidades fisiológicas, con consecuencias tanto a corto como a medio y largo plazo.
BIBLIOGRAFÍA
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Enfermería Pediátrica. Eugenia H. Waechter, Hane Phillips, Bonnie Holaday. 10ª Edición, 1993. Interamericana McGraw-Hill
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Enfermería Práctica. Sheila A. Sorrentino. 3ª Edición, 1994. Mosby/Doyma Libros
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Enfermería Pediátrica. Whaley y Wong. 4ª Edición, 1995. Mosby
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Enfermería Técnicas Clínicas. Julia Esteve Reig, Josefa Mitjans Galitó, Mercedes Abades Porcel, Montserrat Guillaument Olives, Rosa Sancho Lapardina. 2000. McGraw-Hill Interamericana
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Fundamentos de Enfermería. Patricia A. Potter, Anne Griffin Perry. 5ª Edición, 2002. Ediciónes Harcourt. S.A.
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