Pericardiocentesis


Pericardiocentesis








El procedimiento de pericardiocentesis consiste en la introducción a través de la pared torácica de una aguja montada en una jeringa con el fin de extraer de la cavidad pericárdica sangre, líquido de exudado o pus.

INDICACIONES

Se utiliza en heridas de corazón con taponamiento y paro cardiaco o inminencia de paro, en pericarditis purulenta y en pericarditis crónica (urémica, tuberculosa etc.), procedimiento como diagnóstico y como modalidad de tratamiento.

EQUIPO

Es suficiente una aguja de punción lumbar No.18 o 20 y una jeringa de 20 a 50 c c.

TECNICA

La ruta más aconsejada es la subxifoidea. Después de hacer asepsia con alcohol yodado o yodopovidona y de anestesiar localmente con lidocaína (en los casos urgentes se omite la anestesia local), se introduce la aguja por el lado izquierdo del xifoides en ángulo de 45°, por vía subesternal y dirigida hacia el hombro izquierdo. Se hace succión continua mientras se introduce, deteniéndose cuando se obtenga líquido o se sientan las pulsaciones cardiacas transmitidas a la aguja. En este último caso se ha localizado el miocardio por lo cual se debe retirar un poco la aguja para evitar lesionarlo.

En los casos de taponamiento cardiaco por herida del corazón, la extracción de unos cuantos centímetros de sangre mejora el retorno venoso en forma importante, siendo ésta una medida salvadora. La sangre obtenida no coagula porque es defibrinada rápidamente por los movimientos del corazón; si la sangre obtenida se coagula es porque fue extraída de una cavidad del corazón.

Otra ruta que puede ser utilizada es a través del 4° o 5° espacios intercostales izquierdos, 2 cm por fuera del borde esternal de ese lado para evitar los vasos mamarios internos. Se procede como en una toracocentesis, succionando a medida que se penetra y parando en el momento de obtener líquido.

En condiciones electivas puede emplearse monitoría por electrocardiograma para evitar lesionar el miocardio. Se coloca el electrodo de la derivación precordial a la aguja de punción, en forma aséptica, observando el trazado electrocardiográfico en la medida que avanza la aguja . Cuando se toca el miocardio se observan elevación del segmento ST, extrasístoles o deflexión negativa del QRS.

En los casos de pericarditis crónica y de pericarditis purulenta, el líquido obtenido debe enviarse para coloración con Gram, cultivo, estudio citoquímico y estudio citológico. Cuando hay recurrencia, como en los casos de pericarditis crónicas, o cuando exista pus muy gruesa que no sale por la aguja o cuando el derrame esté loculado debe hacerse una ventana pericárdica por vía subxifoidea con el fin de tener un drenaje abierto.

COMPLICACIONES

Si la aguja no se orienta en dirección subesternal sino que es dirigida más posteriormente, puede lesionarse la aurícula atrio izquierda, cuya pared es delgada y sangra fácilmente.

Otras complicaciones son la laceración de los vasos coronarios o los mamarios, la contaminación de la cavidad pleural en casos de pericarditis purulenta, el neumotórax y, raramente, la laceración hepática cuando se escoge la ruta subxifoidea.

LECTURAS RECOMENDADAS

Cuenca G. Taponamiento cardiaco. En: Manual de Urgencias en Medicina Interna. Asociación Colombiana de Medicina Interna.

Ediciones Act Méd Col. Santafé de Bogotá, 1994

Goldberger E. Taponamiento cardiaco agudo. En: Urgencias Cardiacas y su Tratamiento.

Ediciones Toray, SA Barcelona, 1980

Perefán MA. Manual de manejo médico en cirugía cardiovascular.

Salvat Editores. Santafé de Bogotá, 1990.