La prostatitis es una afección común del hombre que causa disuria y polaquiuria en sujetos de mediana edad con mayor frecuencia que las demás infecciones del tracto urinario. Las principales categorías de prostatitis son: agudas y crónicas; bacterianas y no bacterianas.
ETIOLOGÍA
La prostatitis bacteriana aguda es causada por E. Coli, otras bacterias gramnegativas o, en ocasiones, N. gonorrhoeae. La infección se debe probablemente a reflujo de bacterias desde la uretra, y/o epidedimo a la próstata. En los ancianos, la prostatitis suele ser consecuencia de patógenos urinarios, pero en los jóvenes son más frecuentes las formas debidas a gonococos o clamidias. La próstata normal secreta una sal de zinc antibacteriana, pero tal secreción puede estar reducida en los pacientes con prostatitis bacteriana.
DIAGNÓSTICO
Hallazgos clínicos. A través del interrogatorio se detectan síntomas y signos urinarios: disuria, polaquiuria, dolor perineal y lumbar acompañados de fiebre y escalofríos. Lo habitual es que exista dificultad para la micción o disminución del chorro urinario. El examen rectal revela una próstata dolorosa, caliente y tumefacta. Debe evitarse el masaje prostático para reducir al mínimo el riesgo de bacteriemia. Puede haber exudado uretral si la prostatitis es secundaria a uretritis.
Hallazgos de laboratorio. La confirmación del diagnóstico se establece por los resultados del análisis de orina, tinción de Gram y cultivo urinarios.
El análisis de orina muestra piuria y bacteriuria y en sangre periférica se encuentra una leucocitosis con predominio de polimorfonucleares. Los patógenos bacterianos que se encuentran en la orina, por lo general, serán los mismos que infectan la próstata. La hiperazoemia sugiere uropatía obstructiva.
Es pertinente tomar hemocultivos en todo paciente con fiebre elevada o escalofríos y practicar ecografía supra-púbica si se sospecha obstrucción urinaria.
TRATAMIENTO
Es necesaria la hospitalización de los pacientes con infecciones graves u obstrucción importante del orificio de salida vesical. Después de tomar muestras de orina y sangre apropiados se inicia de inmediato tratamiento con antibióticos parenterales; a la espera de los resultados del cultivo, es razonable el uso de un animoglucósido, por ejemplo gentamicina, 80 mg cada 8 horas o amikacina 15 mg/kg/día, divididos en dos dosis iguales. También puede ser útil el sulfato de netilmicina 4 mg/kg/día, dividida en tres dosis iguales o la ciprofloxicina, 200 mg dos veces al día.
El tratamiento que debe durar tres semanas, se adapta a la función renal y a los resultados del antibiograma. Adicionalmente deben administrarse analgésicos y si es posible, solicitar interconsulta con urología.
Es válido el tratamiento ambulatorio de los pacientes con procesos menos graves, siendo el fármaco de elección el trimetropim-sulfa-metoxazol (160 mg de trimetropim y 800 de sulfametaxazol), 1 tableta cada 12 horas durante 10-15 días. La prostatitis gonocócica es rara y debe tratarse preferentemente por el urólogo. Los pacientes que no se hospitalizan deben regresar a control pasados tres días para seguimiento y verificación de la recuperación.
LECTURAS RECOMENDADAS
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